Importante:"El deleite de confiar en Dios"(Lee y edifícate).

:Dr.Stanley.


INTRODUCCIÓN:
La fe es el centro de la vida cristiana.
Todos la necesitamos para creer que Dios
existe, que perdona pecados y que nosotros
tenemos un hogar seguro en el cielo. Además,

(PASAJE CLAVE: 1 Samuel 17.20-51 | LECTURAS DE APOYO: 2 Reyes 17.6 | Salmo 20.7 | Isaías 26.3-4
Mateo 6.30; 8.26; 16.8 | Filipenses 4.6-7)sin fe no podemos tener relación personal con
el Señor Jesucristo. Pero muchos creyentes
dudan de que puedan confiar plenamente en
Dios y los mismos apóstoles, que tuvieron el
privilegio de convivir con el Señor, en repetidas
ocasiones dudaron de sus palabras y sus
milagros (Mt 6.30; 8.26: 16.8).
A veces nosotros tenemos los mismos
problemas. Nuestra fe decae cuando parece
que nuestras oraciones no son contestadas o
que nos acosa la adversidad. Pero un aspecto
muy agradable de la vida cristiana es que
nuestro Padre celestial contesta nuestras
suplicas pues desea que reconozcamos que
confiar en Dios quiere decir ver más allá de
lo que podemos, hacia lo que Él ve. Siempre
que pidamos algo que sea conforme a su
voluntad, Él se deleitará en suplir nuestras
necesidades y concedernos las peticiones de
nuestro corazón.
DESARROLLO DEL SERMÓN:
¿Cómo demostró David su confianza
en Dios?
El ejército de Israel estaba en guerra con los
filisteos. Durante 40 días un gigante aterrador
llamado Goliat había desafiado a los israelitas a
que le mandaran un hombre que peleara contra
él, pues era guerrero experimentado, con armas
formidables y de estatura descomunal. Cuando
David supo que este hombre había hecho temblar
al ejército y al mismo rey Saúl, reaccionó, diciendo:
“¿Quién es este filisteo incircunciso, para que
provoque a los escuadrones del Dios viviente?”
(1 S 17.26). Y poco después, al enfrentarlo, le
dijo:“Jehová te entregará hoy y yo te venceré…y
toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel. Y
sabrá toda esta congregación que Jehová no salva
con espada y con lanza: porque de Jehová es la
batalla y Él os entregará en nuestras manos”
(1 S 17.46-47). Después de declarar su triunfo,
David mató al gigante lanzándole una piedra
con su honda.Al ver caer a su héroe, el ejército
filisteo huyó y los de Israel y de Judá se
levantaron y siguieron a los filisteos hasta
derrotarlos (1 S 17.52).
Un pastorcito sin armadura ni escudo ni
coraza ni espada, solo con cinco piedras lisas
que buscó en un arroyo, pudo vencer a un
imponente enemigo aunque la lucha pareciera
desigual. Antes de confrontarlo, David llegó a ver
el cuadro completo: Goliat ya estaba derrotado,
pues este joven confiaba en que Dios le daría la
victoria. ¡Eso sucedió gracias al poder de la fe en
el único Dios verdadero!
¿Cómo sabremos que confiamos
en Dios?
Hay tres niveles de fe: uno que dice:“Yo sé que
Dios puede hacerlo”. El segundo:“Sé que Dios lo
hará”; y el tercero que declara:“Lo doy por
hecho”, es decir, que Dios puede darnos la
PASAJE CLAVE: 1 Samuel 17.20-51 | LECTURAS DE APOYO: 2 Reyes 17.6 | Salmo 20.7 | Isaías 26.3-4
Mateo 6.30; 8.26; 16.8 | Filipenses 4.6-7
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capacidad para verlo consumado y si no hemos
entendido su voluntad, Él nos corregirá
tiernamente.
¿Cómo sabremos si estamos operando en el
más alto nivel? Si no nos desalentamos, pues eso
indica que no confiamos plenamente en Dios;
pero si lo hacemos, dejaremos de pedirle y le
agradeceremos por contestar nuestra oración.
Como creyentes sabemos que Dios ha asumido
la responsabilidad de nuestra vida y podemos
confiar en que Él suplirá nuestras necesidades y
nos protegerá.
Requisitos para confiar plenamente
en Dios.
Corazón limpio. La incapacidad para confiar
plenamente en Dios es evidencia de que hay
impureza.Aun el pecado más insignificante como
la amargura, el resentimiento o el orgullo impedirá
nuestra comunión con Él.
Mente clara. Si nuestro corazón está limpio
nuestra mente estará despejada y tendremos la
perspectiva de Dios respecto a cualquier
situación.
Intenciones correctas. David se enfrentó
a Goliat para demostrar el poder del Dios
verdadero. Y nosotros debemos fijar nuestro
verdadero objetivo a la luz de la voluntad de
Dios ante todo obstáculo y entonces podremos
orar con toda confianza.
Enfoque en Dios. El rey Saúl y su ejército
no vieron la situación con los ojos de la fe; se
enfocaron en la altura, la experiencia y las armas
superiores de Goliat. David fijó su atención en el
poder de Dios para entregar al gigante en sus
manos. Con mucha frecuencia nos sucede lo
mismo: no nos concentramos en Él sino en
nuestras emociones, en los detalles externos de
la situación y en la opinión de los demás. Todos
ellos son enemigos de la fe inquebrantable del
verdadero creyente.
Visualizar la contestación. Es decir, no se
trata de imaginar algo irreal, sino de concebir la
realidad tal y como Dios nos permita contemplarla
con los ojos de la fe, como sucedió en el caso
del criado de Eliseo (2 R 17.6). El Señor puede
concedernos ese privilegio especial como el
instrumento que Él usa para fortalecer nuestra
fe cuando la necesitemos con urgencia.
Andar a la luz del producto final. Es decir,
vivamos como si nuestra oración ya hubiera
sido contestada. Nuestra parte es descubrir su
voluntad, entregarnos a Él y esperar a que llegue
el momento que Él mismo ha escogido para
llevar a cabo sus propósitos. Si estamos en
este nivel de fe tendremos una sensación
indescriptible y satisfactoria de su paz y
contentamiento (Fil 4.6-7).
CONCLUSIÓN:
El relato del encuentro entre David y Goliat
ilustra la importancia de confiar completamente
en el Señor, particularmente al confrontar
desafíos de difícil solución. Una de las
enseñanzas más reconfortantes de la Biblia es
que nuestro Padre celestial desea intervenir
hasta en el último detalle de nuestras vidas.
Quizá creamos que no somos tan importantes
para merecer tanta atención de su parte, pero
Él no tiene favoritos sino que actuará
poderosamente en la vida de cada creyente.
¿Nos hemos acostumbrado a una vida llena de
duda e incredulidad? Mi oración es que todos
aprendamos a confiar plenamente en Dios.
El secreto de la vida de fe victoriosa consiste
en depender de la capacidad del Padre para
hacer frente a nuestros problemas. Así que,
confesemos nuestros pecados, enfoquémonos
en Él sujetándonos gustosos a su voluntad.
Después vivamos como si nuestra petición
haya sido concedida y jamás volveremos a
ser como antes.
Para adquirir una copia de
este mensaje en CD o DVD,
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INTRODUCCIÓN:
La fe es el centro de la vida cristiana.
Todos la necesitamos para creer que Dios
existe, que perdona pecados y que nosotros
tenemos un hogar seguro en el cielo. Además,

(PASAJE CLAVE: 1 Samuel 17.20-51 | LECTURAS DE APOYO: 2 Reyes 17.6 | Salmo 20.7 | Isaías 26.3-4
Mateo 6.30; 8.26; 16.8 | Filipenses 4.6-7)sin fe no podemos tener relación personal con
el Señor Jesucristo. Pero muchos creyentes
dudan de que puedan confiar plenamente en
Dios y los mismos apóstoles, que tuvieron el
privilegio de convivir con el Señor, en repetidas
ocasiones dudaron de sus palabras y sus
milagros (Mt 6.30; 8.26: 16.8).
A veces nosotros tenemos los mismos
problemas. Nuestra fe decae cuando parece
que nuestras oraciones no son contestadas o
que nos acosa la adversidad. Pero un aspecto
muy agradable de la vida cristiana es que
nuestro Padre celestial contesta nuestras
suplicas pues desea que reconozcamos que
confiar en Dios quiere decir ver más allá de
lo que podemos, hacia lo que Él ve. Siempre
que pidamos algo que sea conforme a su
voluntad, Él se deleitará en suplir nuestras
necesidades y concedernos las peticiones de
nuestro corazón.
DESARROLLO DEL SERMÓN:
¿Cómo demostró David su confianza
en Dios?
El ejército de Israel estaba en guerra con los
filisteos. Durante 40 días un gigante aterrador
llamado Goliat había desafiado a los israelitas a
que le mandaran un hombre que peleara contra
él, pues era guerrero experimentado, con armas
formidables y de estatura descomunal. Cuando
David supo que este hombre había hecho temblar
al ejército y al mismo rey Saúl, reaccionó, diciendo:
“¿Quién es este filisteo incircunciso, para que
provoque a los escuadrones del Dios viviente?”
(1 S 17.26). Y poco después, al enfrentarlo, le
dijo:“Jehová te entregará hoy y yo te venceré…y
toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel. Y
sabrá toda esta congregación que Jehová no salva
con espada y con lanza: porque de Jehová es la
batalla y Él os entregará en nuestras manos”
(1 S 17.46-47). Después de declarar su triunfo,
David mató al gigante lanzándole una piedra
con su honda.Al ver caer a su héroe, el ejército
filisteo huyó y los de Israel y de Judá se
levantaron y siguieron a los filisteos hasta
derrotarlos (1 S 17.52).
Un pastorcito sin armadura ni escudo ni
coraza ni espada, solo con cinco piedras lisas
que buscó en un arroyo, pudo vencer a un
imponente enemigo aunque la lucha pareciera
desigual. Antes de confrontarlo, David llegó a ver
el cuadro completo: Goliat ya estaba derrotado,
pues este joven confiaba en que Dios le daría la
victoria. ¡Eso sucedió gracias al poder de la fe en
el único Dios verdadero!
¿Cómo sabremos que confiamos
en Dios?
Hay tres niveles de fe: uno que dice:“Yo sé que
Dios puede hacerlo”. El segundo:“Sé que Dios lo
hará”; y el tercero que declara:“Lo doy por
hecho”, es decir, que Dios puede darnos la
PASAJE CLAVE: 1 Samuel 17.20-51 | LECTURAS DE APOYO: 2 Reyes 17.6 | Salmo 20.7 | Isaías 26.3-4
Mateo 6.30; 8.26; 16.8 | Filipenses 4.6-7
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tiernamente.
¿Cómo sabremos si estamos operando en el
más alto nivel? Si no nos desalentamos, pues eso
indica que no confiamos plenamente en Dios;
pero si lo hacemos, dejaremos de pedirle y le
agradeceremos por contestar nuestra oración.
Como creyentes sabemos que Dios ha asumido
la responsabilidad de nuestra vida y podemos
confiar en que Él suplirá nuestras necesidades y
nos protegerá.
Requisitos para confiar plenamente
en Dios.
Corazón limpio. La incapacidad para confiar
plenamente en Dios es evidencia de que hay
impureza.Aun el pecado más insignificante como
la amargura, el resentimiento o el orgullo impedirá
nuestra comunión con Él.
Mente clara. Si nuestro corazón está limpio
nuestra mente estará despejada y tendremos la
perspectiva de Dios respecto a cualquier
situación.
Intenciones correctas. David se enfrentó
a Goliat para demostrar el poder del Dios
verdadero. Y nosotros debemos fijar nuestro
verdadero objetivo a la luz de la voluntad de
Dios ante todo obstáculo y entonces podremos
orar con toda confianza.
Enfoque en Dios. El rey Saúl y su ejército
no vieron la situación con los ojos de la fe; se
enfocaron en la altura, la experiencia y las armas
superiores de Goliat. David fijó su atención en el
poder de Dios para entregar al gigante en sus
manos. Con mucha frecuencia nos sucede lo
mismo: no nos concentramos en Él sino en
nuestras emociones, en los detalles externos de
la situación y en la opinión de los demás. Todos
ellos son enemigos de la fe inquebrantable del
verdadero creyente.
Visualizar la contestación. Es decir, no se
trata de imaginar algo irreal, sino de concebir la
realidad tal y como Dios nos permita contemplarla
con los ojos de la fe, como sucedió en el caso
del criado de Eliseo (2 R 17.6). El Señor puede
concedernos ese privilegio especial como el
instrumento que Él usa para fortalecer nuestra
fe cuando la necesitemos con urgencia.
Andar a la luz del producto final. Es decir,
vivamos como si nuestra oración ya hubiera
sido contestada. Nuestra parte es descubrir su
voluntad, entregarnos a Él y esperar a que llegue
el momento que Él mismo ha escogido para
llevar a cabo sus propósitos. Si estamos en
este nivel de fe tendremos una sensación
indescriptible y satisfactoria de su paz y
contentamiento (Fil 4.6-7).
CONCLUSIÓN:
El relato del encuentro entre David y Goliat
ilustra la importancia de confiar completamente
en el Señor, particularmente al confrontar
desafíos de difícil solución. Una de las
enseñanzas más reconfortantes de la Biblia es
que nuestro Padre celestial desea intervenir
hasta en el último detalle de nuestras vidas.
Quizá creamos que no somos tan importantes
para merecer tanta atención de su parte, pero
Él no tiene favoritos sino que actuará
poderosamente en la vida de cada creyente.
¿Nos hemos acostumbrado a una vida llena de
duda e incredulidad? Mi oración es que todos
aprendamos a confiar plenamente en Dios.
El secreto de la vida de fe victoriosa consiste
en depender de la capacidad del Padre para
hacer frente a nuestros problemas. Así que,
confesemos nuestros pecados, enfoquémonos
en Él sujetándonos gustosos a su voluntad.
Después vivamos como si nuestra petición
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